Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), sostuvo que los episodios de violencia vividos en distintas partes del país representan un doble peaje para el transporte de mercancías, servicio que ya enfrenta retos importantes tras el surgimiento de la pandemia en el país.
En entrevista para TyT, el líder de la Alianza que representa a comercios de tiendas de abarrotes expuso que a los retos logísticos se suma la violencia: “la circunstancia perfecta para que mucha proveeduría detenga el abasto”.
Añadió que, si bien, la violencia vivida en distintos puntos de Baja California, Chihuahua, Guanajuato, Michoacán y Jalisco, la semana pasada, no deriva en el desabasto de productos, sí genera escasez.
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Adicionalmente, dijo, que no solo se aumenta la inversión en seguridad, sino que hay empresas que ceden a la extorsión por parte del crimen organizado e incluso, en el caso específico del transporte de mercancías, termina por camuflarse.
Los generadores de carga importantes empezaron a circular sus camiones sin logo, en abarrotes, buscando camuflarse y evitar ser atacados».
Lo que está pasando en muchas partes del país, y no solo donde las zonas donde ahora vimos explosiones, hablo de Guerrero Michoacán, la huasteca hidalguense, Zacatecas Guanajuato, Chihuahua (…) es que la gente empieza a caer en las extorsiones, terminas pagando derechos de piso”.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC.
La violencia extrema observada tiene distintos efectos: de inicio, los comercios se ven afectados porque paraliza la actividad económica; los negocios cercanos tienen que cerrar por temor y lamentablemente también se tienen pérdidas humanas, añadió el líder de la ANPEC.
Por separado, Mario Correa, presidente del Comité de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), expuso que la elevada violencia tiene impactos económicos para las empresas, con mayores inversiones en barrotes o mecanismos de protección, así como en la contratación de custodios para cuidar la mercancía en tránsito; costos que finalmente son traspasados al consumidor final.
Un impacto es el costo directo, cuando pones una reja, pero otra repercusión indirecta es que, si estás en una zona con mucha delincuencia, donde te están cobrando piso y ya no es negocio, pues los negocios cierran y eso finalmente repercute en los precios al consumidor, porque los que quedan van a tener que atender la demanda a precios mayores.
Mario Correa, presidente del Comité de Estudios Económicos del IMEF.
Es lamentable hablar de este tipo de repercusiones, porque la responsabilidad de cualquier Estado es proteger la vida de las personas, es una mala noticia para el entorno de negocios, en general para el país, concluyó.
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