Allá por la década de los ochenta, Luis Alberto García Alvarado trabajaba en el negocio familiar, en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Sus padres habían puesto una carnicería que después creció y vendían abarrotes, frutas y terminó siendo un súper mercado. La historia de GALA SCL todavía estaba lejos, pero por ahí andaban sus orígenes. 

Exactamente en 1984, Luis Alberto se casó y siguió trabajando con sus padres. Entre sus funciones estaba conducir un camión de tres toneladas con el que se iba a Nuevo León a comprar fruta. 

Su esposa, Verónica Judith García, es ciudadana estadounidense y desde siempre había trabajado en Laredo, Texas, para una empresa relacionada con el transporte. Ella era más bien de la parte contable y administrativa. 

A finales de 1993 ó inicios de 1994, ella tenía una emergencia en el trabajo: no había transporte para unas mercancías que necesitaba mover. Le llamó a su esposo, quien venía de regreso de Nuevo León y le preguntó si él podía apoyarla con ese flete de emergencia que la paga era buena, que por única ocasión. 

Él no dudó y fue para allá. Cruzó la frontera y llevó lo que había que transportar. No lo sabía, pero ese fue el primer viaje de GALA SCL, su empresa de transporte que aún estaba lejos de nacer formalmente.

Ese primer viaje vino seguido de otro al siguiente día y uno más. Luis Alberto recuerda que ya no se detuvo, pues su esposa le seguía consiguiendo fletes y total que ya no le regresó el camión a su papá. Él terminaría de pagarlo y al parecer, todo iba viento en popa. 

Apenas iba agarrando ritmo cuando el sueño se terminó. Apenas unos cinco o seis meses después, ya no había trabajo. Luis ya no podía pagar la mensualidad del camión y, a pesar de todo, lo tuvo que regresar. 

Apenas un año después falleció su padre y Luis Alberto se vio tentado a regresar al negocio familiar, pero no se quiso rendir tan pronto, así que consiguió un crédito con un cuñado en Laredo, y sacó otro camión. 

Ésta era la buena, pensó. Se puso a trabajar desde las siete de la mañana y hasta altas horas de la noche, todo lo que saliera. Fletes por aquí, viajes por allá. Ya no perdería este camión, pasara lo que pasara. 

No fue fácil, pero no se rindió. Ya tenían dos hijos y su esposa siguió trabajando en la empresa estadounidense. Quizá fueron dos años de picar piedra hasta que se hizo de un segundo camión y seguía consiguiendo clientes. 

Su esposa le seguía dando viajes, pero la empresa en la que trabajaba fue adquirida por otra compañía que ya exigía certificaciones, de tal manera que Luis Alberto tuvo que dar un salto importante hacia la profesionalización. 

Incluso hasta ese momento fue que eligió el nombre de GALA SCL para su empresa, tomando en cuenta sus iniciales: García Alvarado Luis Alberto. El SCL lo conservó del negocio familiar: Súper Carnicería Laredo. 

Después tuvieron un tema de conflictos de interés con la empresa de su esposa y él como proveedor de servicios de transporte, de tal manera que ella tuvo que elegir y decidió renunciar para dedicarse juntos al negocio. 

Al mirar con el tiempo, fue la mejor decisión, ya que ella tenía muchos más conocimientos administrativos que él y él pudo enfocarse aún más en la operación. 

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Ya cuando su primer hijo tenía edad, formaron una empresa en Estados Unidos para proveer servicios puerta a puerta; años más tarde, el segundo hijo también se incorporó a esa compañía.