Álvaro se levanta temprano y antes de que suene la alarma de su teléfono. A un lado, su esposa sigue dormida y él procura no hacer mucho ruido para no despertarla; se mete a bañar, sonriente porque sabe que hoy es el día. Hoy su vida vida habrá de cambiar, y lo hará por el transporte. 

Lleva 18 años trabajando para la misma empresa de transporte, el mismo tiempo que lleva siendo operador y en el que ha aprendido gran parte de la operación, pues también le ha tocado meterle mano al mantenimiento, tratar con clientes y hasta dar seguimientos a un par de cuentas que él mismo consiguió.

Hasta hace tres años, cuando un colega le contó un plan de independencia, pues la empresa en la que estaba trabajando le ofreció la posibilidad de comprar el camión que conducía, además de quedarse a trabajar como permisionario por un lapso mínimo de dos años. 

Álvaro, que desde siempre supo que se dedicaría al transporte, pensó en esa posibilidad y no esperó a que su empresa le ofreciera lo mismo: hizo un plan de ahorro y austeridad para juntar el dinero suficiente y poder dar un enganche para un vehículo, aunque fuera seminuevo.

Y justo esta mañana de martes, tiene la cita para sacar su tractocamión de la agencia de seminuevos. Por eso está contento y hasta emocionado. A los 36 años y con una familia de cinco, le motiva saber que a partir de ahora dependerá de él seguir creciendo. 

Pero sabe que no es fácil, pues ha conocido todo tipo de casos en los que sus colegas han emprendido y no han tenido éxito ni suerte. Todo lo contrario. 

Recuerda también a su padre, que lo intentó un par de veces y siempre tuvo que malbaratar su camión para regresar a emplearse en alguna empresa; le da miedo, pero se atreve. 

Su referencia es siempre el dueño de la empresa en la que ahora trabaja, pero sabe que en su caso fue distinto porque eran otros tiempos y antes solía ser más fácil, pues no había tanta competencia ni tanta inseguridad y el diésel era mucho más barato.

Pero aun así no se desanima y sabe que su diferencia estará en el servicio y en siempre traer al cien su camión, pues gran parte del costo se podría ir en mantenimientos, así que ya calculó todo. 

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Justo cuando está por salir, su esposa lo despide y le desea un gran día. Lo será, aunque el futuro es incierto. Quiero hacerlo, construirlo e independizarse, par que ahora, a bordo de su propio tractocamión, pueda seguir, al igual que nosotros, Al Lado del Camino. 

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