Las luces rebotadas por los fantasmas son lo único que alumbra el camino hasta que llega el tractocamión marcado con el número económico 077; Luis Gonzalo va al volante y se le mira lúcido, fresco, bien descansado. Además de los tiempos, lo que más le preocupa es la seguridad.

La ruta de Guadalajara al Puerto de Manzanillo no es una zona roja para el sector, pero aun así, se han reportado algunos siniestros en los últimos meses, así que lo mejor será extremar precauciones.

Ahora son las luces del tracto las que guían el camino, pero no por mucho tiempo, ya que ahora son dos camionetas pick up las que dan alcance a Luis Gonzalo; una se le pone en frente y la otra se pega por el lado izquierdo. Bajan la velocidad mientras un hombre armado se asoma por la ventanilla apuntando con un láser justo en la frente de Luis Gonzalo.

Aunque logra apretar el botón de pánico, estratégicamente escondido, actúa con tranquilidad: baja la velocidad y se orilla justo detrás de la camioneta de enfrente. En total son cinco los hombres con armas largas que descienden de los vehículos y le apuntan al operador.

Éste desciende con las manos arriba y responde un par de preguntas sobre la mercancía que traslada y si el camión trae algún truco o alarma. Lo golpean, no muy fuerte y le indican que camine hacia la nada. Que no haga ninguna tontería. Él obedece y camina sin voltear a verlos.

Escucha cómo se alejan y saca de su calcetín un modesto teléfono que todavía estaba apagado. Rápido lo enciende y llama a la empresa para contarles lo sucedido; les indica dónde está y hacia dónde se fueron, aunque, claro, esto ellos ya lo saben porque las unidades utilizan una tecnología que no permite bloquear la geolocalización.

Y no sólo eso, también están conectados al sistema de seguridad que formaron con agentes de la Guardia Nacional y las Policías locales, de tal manera que también por esa vía activaron el protocolo.

La pronta reacción es la clave, lo saben, pues en menos de 15 minutos dieron con la unidad apenas robada y todavía intacta; resulta que los delincuentes nunca pudieron perderse de las patrullas que rápido les dieron alcance y mejor optaron por huir.

La capacitación, la inversión en tecnología, el desarrollo de protocolos y la seguridad por encima de todo dieron como resultado un intento de robo, pues así fue catalogado.

Hasta eso los trámites también fueron prontos y Luis Gonzalo pudo contarla; no es la primera vez que le pasa, pero sí la primera en que todo lo que la empresa ha invertido en prevención dio resultado.

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Y más allá de lo que no se perdió en términos económicos, las vidas salvadas son las que realmente cuentan. Y así fue como la contó, pues él seguirá, al igual que nosotros, Al Lado del Camino.

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