La historia de Raquel Villegas Gutiérrez está relacionada con el autotransporte desde su infancia. Su padre es socio de una flota mexiquense y por eso es que ella, desde niña, siempre estuvo rodeada de camiones, diésel, mecánicos, operadores y logística. Todo el sector como forma de vida.
De hecho su abuelo también le daba al taller mecánico, de tal manera que no se puede negar la influencia que marcaron en ella, pero, por otro lado, Raquel siempre quiso cantar. Educó su voz y nunca soltó el micrófono, pues quizá sea ésta su primera pasión.
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Conforme fue creciendo, Raquel no tenía del todo claro qué debía estudiar, así que consideró un par de opciones, que fueron desde la biología marina hasta la logística, eso sí, sin dejar el canto.
Cuando llegó el momento se decantó por Negocios Internacionales y fue ahí cuando lo supo: le pidió a su papá que le vendiera una camioneta que tenían arrumbada en el patio de la empresa y la puso al 100 para conseguirle carga. Esa fue, en realidad, su llegada formal al autotransporte.
Con el paso del tiempo se dio cuenta de que había un gran potencial si se dedicaba de lleno a esto y no lo dudó. De hecho invitó a su hermana y a su madre para ser socias, y hoy, las tres conforman Transportes VIGU, nombre tomado por las primeras sílabas de los apellidos de las hermanas Villegas Gutiérrez.
“No ha sido fácil, pero hemos avanzado en la inclusión”
Con esa frase tan categórica, Raquel recuerda que durante estos 10 años que está por cumplir Transportes VIGU le ha tocado lidiar con todo tipo de machismos, discriminaciones y hasta experiencias desagradables con su propio personal.
Me ha tocado ofrecer mis servicios con clientes que llevan toda la vida haciendo esto y, cuando me ven, preguntan por el señor, por mi esposo o por mi papá, que ‘dónde está el dueño’”.
Estas escenas son comunes aunque cada vez pasa menos, señala Raquel, pues gran parte del objetivo de Transportes VIGU, una empresa de tres mujeres, es fomentar la equidad y el respeto. Y es así como han demostrado que no es un tema de género, sino de talento, profesionalismo y calidad en el servicio.
En palabras de la entrevistada, “hemos tenido que ser firmes y claras en lo que hacemos, en el trato que le damos a los clientes y, lo más importante, en el servicio que ofrecemos, pues es la mejor forma de convencerlos de que nuestra empresa es de mujeres y de hombres preparados, capacitados y dispuestos a hacer las cosas cada vez mejor”.
Transportes VIGU va por operadoras
Y, por otro lado, Raquel Villegas cuenta que una vez sí tuvo que despedir a un operador que no sólo no estaba dispuesto a trabajar bajo el mando de una mujer, sino que también fue irrespetuoso e irreverente.
Fue su primer y último viaje, y como corríamos el riesgo de que nos dejara el camión botado por ahí, tuvimos que decirle que no había problema, que cuando regresara del viaje platicaríamos con él y llegaríamos a un acuerdo, pero en cuanto volvió, le dimos las gracias”.
En la actualidad, agrega, hay signos importantes de lo mucho que se ha avanzado en temas de inclusión, ya sea el esfuerzo de una empresa o sinergias de mayor aliento, como en cámaras o asociaciones que siguen impulsando la participación femenina ya sea en el volante, en los talleres, en oficinas y, por supuesto, al mando de una empresa transportista.
Específicamente en Transportes VIGU ya están analizando la posibilidad de contratar operadoras, pues ya hay acercamientos con la Asociación Mexicana de Operadoras (AMO) y también a través de centros de capacitación y de la propia Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar).
“Falta mucho por hacer, pero la verdad sería injusto decir que no se ha hecho nada. En el presente y en el futuro cada empresa y cada persona seguirá poniendo su granito de arena para que haya cada vez más mujeres en este sector que, afortunadamente, se sigue abriendo y ofreciendo más y mejores oportunidades para todas las mujeres preparadas e interesadas en sumarse a este gremio”, finaliza.
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