El 6 de mayo de 2008, Daniel García juntó su liquidación y unos ahorros para comprar su primer camión. Rascó hasta el último rincón y recibió las llaves de aquel vehículo que sería su primera grúa. Estaba listo para emprender su propio negocio: Tractogrúas, Traslados y Maniobras.
Cuando se subió a la unidad vio que solo tenía la reserva del combustible, así que abrió su cartera, sacó las últimas monedas de sus bolsillos y en total sumó 70 pesos. No había más ahorros, ni un guardadito, nada. Solo las ganas de hacer este sueño posible.
Para conocer a fondo esta historia, es importante mencionar que Daniel quedó huérfano de padre a los ocho años de edad. Desde ese momento empezó a trabajar lavando camiones para una empresa de autotransporte; años más tarde ahí mismo empezó a conducir y salir a carretera.
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Luego cambió de trabajo y descubrió cuánto le gustaba el volante. A los 35 años de edad, la empresa en la que trabajaba cambió de administración y prácticamente media plantilla fue liquidada. En esa lista estaba Daniel. En lugar de conseguir otro empleo, decidió emprender.
Él conducía pipas, y ahora tenía una grúa con esta primera unidad. Ya estaba todo listo, recuerda, solo le faltaban los clientes. Fue difícil, pues nadie más sabía que podían contratarlo. Durante tres meses, le salieron tres o cuatro viajes.
Ese dinero lo tenía que estitar, pues no había certeza sobre el siguiente arrastre. Catorce años después, Daniel voltea a ver y no olvida lo duro que resultó el inicio de Tractogrúas, Traslados y Maniobras. De hecho, al principio, la empresa solo tenía la primera de estas tres palabras.
De a poco y bajo la recomendación de vecinos en San Cristóbal, Ecatepec, el teléfono de su casa repicaba más seguido. Vehículos accidentados, desompuestos u otros incidenetes que requerían una grúa empezaron a ser más constantes.
Esto sucedió justo cuando Daniel consideraba la posibilidad de vender todo y consegiurse un trabajo. Renunciar a su sueño de la infancia: desde que lavaba camiones imaginó que algún día él sería el duño de su propio camión.
La propia operación de la grúa le permitió conocer e interesarse en los traslados en nodrizas. Desde las que transportan vehículos nuevos hasta las que llevan los accidentados. Notaba el crecimiento y cada vez veía más unidades como ésta circulando por las carreteras.
Ya con el negocio en marcha pudo hacerse de un segundo camión, pero le faltaba la nodriza. Fue a preguntar con el amigo de un amigo que andaba vendiendo unas. No le alcanzaba para las que le ofreció, pero al fondo del patio se asomaba un armatoste grande y viejo.
Solo por no dejar, Daniel preguntó qué era. En efecto era el esqueleto de una nodriza. Estaba completa, pero oxidada y abandonada. Ofreció comprarla y el dueño pensó que era broma. Éste insistió y cerraron el trato. Tres días le tomó desenterrarla.
Cuando la enchuló y la puso al cien, le agregó la segunda palabra al nombre de la empresa, pues ya también daban ese servicio. Al ser una nodriza mecánica y ya muy cansada, consiguió viajes con las aseguradoras, para trasladar vehículos accidentados.
Daniel seguía manejando y contrató a un operador. Con el tiempo se hizo de otra nodriza, también mecánica, y los fletes crecían. Hasta que un conocido le ofreció una madrina hidráulica. Él sabía que con una de esas podía acceder a fletes mejor pagados.
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Aunque no fue fácil, se echó el compromiso y se hizo del equipo. Un día, una persona le ofreció trasladar vehículos nuevos, importados desde China. No lo dudó y puso su máximo empeño en esta tarea. El cliente quedó satisfecho y le dio más trabajo.
Así fue como en 2016 le dieron contrato y esto le aseguró mucho trabajo y bien remunerado, lo que se tradujo en más recurso para crecer su flota. Incluso acondicionó la primera grúa para hacer maniobras y agregar, al fin, la tercera palabra a la empresa: Tractogrúas, Traslados y Maniobras.
La lealtad y el empeño, considera Daniel García, han sido las claves para la realización y el crecimiento de este sueño. Hoy, la empresa ya tiene su patio en el Estado de México, con taller y oficina. Las exigencias de los clientes los han hecho profesionalizarse en más aspectos y ahora la expectativa es seguir creciendo y consolidar una empresa con altos estándares de calidad.
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