Don Virgilio Fernández fue operador de autotransporte muchos años. Su esposa, Sofía Adriana López era educadora. Tuvieron tres hijos y un sueño. Allá por el año 2003 juntaron sus ahorros y compraron una camioneta heavy duty para ponerla a trabajar y emprender un pequeño negocio familiar. Así empieza la historia de Tralfer Logistics.

Un tema importante fue justamente el nombre de la empresa. Jugaron con varias ideas hasta que decidieron incluir las iniciales de sus hijos Alan, Luis y Anaí, más la primera sílaba del apellido Fernández. También era importante denotar el giro de la compañía y por eso suena a transporte y termina con logistics. 

Como suele pasar, a base de esfuerzo, disciplina y mucho trabajo empezaron a sacar adelante este pequeño emprendimiento, hasta que pudieron hacerse de una segunda camioneta y después otra. 

Un buen día, el hijo mayor, Alan Fernández López, le dijo a su papá que deberían probar con un camión de rango medio, para llevar más carga y empezar a diversificar la operación. 

Reacio, don Virgilio no quería, le daba la vuelta y no se animaba, hasta que no tuvo más remedio que ir a preguntar a agencia de Kenworth y, haciendo números, la diferencia en las mensualidades no eran tanta, así que se aventaron la deuda y sacaron un T-370.

Cuál fue la sorpresa de don Virgilio que el trabajo empezó a caer como manzanas de un árbol. Su esposa, sus hijos, todos le entraron duro al trajín y el negocio fue en crecimiento importante. 

Anaí Fernández, la hija menor, recuerda que desde niña andaba con su padre en el camión, oliendo el diesel, preguntando, viendo los paisajes y hasta aprendió a manejar, con el mejor maestro que tuvo.

Los tres hijos del matrimonio emprendedor fueron a la universidad y, al terminar, decidieron sumar su talento a la operación de la empresa y esto, al final, fue una fórmula exitosa, pues cada uno se desenvolvía como pez en el agua. 

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Hasta que llegó 2011, cuando una terrible enfermedad se llevó a doña Sofía. El cáncer dejó a tres huérfanos de madre y a un viudo que tomó una decisión importante para el futuro. Nombró a sus tres hijos socios de la empresa, a fin de ofrecerles certeza y seguridad para los tiempos venideros. 

La empresa continuó creciendo, ya con cuatro modalidades y con a mayoría en tractocamiones quinta rueda: caja seca, refrigerada, plataformas y cruce internacional.

Años después, la pandemia también se llevó a don Virgilio en diciembre de 2020. Sus hijos ahora se hacen cargo de toda la operación y ya crearon una empresa hermana: ALC Carrier.

La A es por Alan, la L por Luis y la C por Anaí, a quien desde siempre le llamaron de cariño Coco. Es un proyecto que busca especializarse en materiales peligrosos y tiene una gran proyección hacia el futuro.