Don Ramiro tenía una vieja camioneta que había comprado para mover los productos de su pequeña tienda de abarrotes en un pueblo de Balancán, Tabasco. Con ese vehículo inició la historia de Transportes RAM.
Hacía uno o dos viajes por semana para surtir el negocio y a veces utilizaba la carretera El Suspiro – Tenosique para conseguir productos que le pedían clientes muy particulares.
Un día que ya iba de regreso para el pueblo le tocó ver un accidente entre un camión y un coche ligero, de tal manera que se detuvo para auxiliar a los involucrados.
Por fortuna no hubo lesionados y más bien los vehículos resultaron con daños importantes, sobre todo el camión, que ya no arrancó. El protagonista de esta historia se acercó y preguntó si estaban bien.
Luego de comprobar que las cuatro personas ahí involucradas estaban bien, intentaron resolver el asunto, cosa fácil, ya que el conductor del camión asumió la responsabilidad del accidente.
Una vez acordado el pago por los daños y llamar a la grúa, el del camión le preguntó a don Ramiro si podía hacerle un favor.
-Claro que sí, respondió éste.
-¿Me haría la caridad de llevar lo que traigo aquí? Son insumos para un ingenio, y deben llegar ya, pero mi camión no arranca. Le pago bien.
Acordaron el precio y don Ramiro les hizo espacio, para así hacer el primer viaje de Transportes RAM, aunque en ese momento ni siquiera él lo sabía.
Luego de hacerla entrega volvió a donde le dijo el hombre del camión y hasta comieron juntos, mientras platicaban cada uno de su negocio.
El del camión le dijo a don Ramiro que había mucha demanda de transporte, que igual le convenía poner su camioneta a trabajar, o de plano él mismo ofrecer sus servicios, que él podía conseguirla carga bien pagada.
Y así como se animó y dejó encargada la tienda con su esposa y sus hijos, mientras él se salía a hacer puro viaje local, hasta que muy pronto hizo cuentas y vio que era más rentable el transporte que los abarrotes.
Traspasaron la tienda y compraron un camión tipo rabón para aumentar su capacidad. Y fue ahí cuando ya le puso nombre a su empresa: Transportes RAM, tomado de sus iniciales, Ramiro Amador Montes.
Fue una gran apuesta, ya que en menos de cinco años ya había comprado más camiones y su primer quinta rueda, además de que también empezó a hacer viajes fuera del estado, principalmente en el sureste, pero también hacia el centro del país.
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Hasta el presente, en el que sus hijos ya forman parte activa de la empresa y están consolidando el presente de Transportes RAM.
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