Francisco Falcón es oriundo de Hidalgo, en el centro del país. Desde muy niño se quedó huérfano y no tuvo más opción que dedicarse a la vendimia junto con sus hermano y sus primos; lejos estaba de imaginar que algún día fundaría Transportes Rinoceronte.

Estaba creciendo cuando se mudaron a la Ciudad de México y consiguieron cualquier trabajo. En el caso de Francisco él se metió a trabajar en la Central de Abasto, como ayudante en general, y así fueron sus primeros años en la capital del país. 

Conforme pasaron los años, su hermana se casó con un hombre que ya tenía algunos negocios y tenía buena visión para encontrar nuevas oportunidades. Francisco, en tanto, siempre tuvo un talento para las ventas: entre el carisma, la buena vibra y la palabra precisa, solía cerrar buenos tratos desde niño. 

Fue así como su cuñado y su hermana propusieron invertir ahora en transporte, de tal manera que Francisco sacó sus ahorros y se animaron a comprar un vehículo de carga. Y así fue como nació Transportes Rinoceronte, en 1996. Los hermanos se harían cargo.

La esposa de Francisco es modista y por aquellas fechas proveía servicios a un banco, de tal manera que aprovecharon ese contacto para ofrecerles, también, servicios de transporte, algo así como mudanzas ejecutivas, pues para aquella institución, sí era algo muy recurrente. 

Ese fue el principio de Transporte Rinoceronte, dando servicio a un banco. Y, por supuesto, tampoco sabían que serían especialistas en esta modalidad, pues de pronto aquel banco cambió de nombre, de identidad y en algunos casos también de oficina, lo que representó una gran oportunidad para la empresa transportista.

Y para los años 2000 ó quizá 2001 nació formalmente la empresa Transportes Rinocerontes, pues hicieron los trámites necesarios para darse de alta como una persona moral y, ahora sí, bautizarla como es debido. 

Además de que el cuñado de Francisco fue el promotor de este proyecto, también le fomentó la lectura, y justo por aquellos años leyó un libro llamado “Rinoceronte”, de Scott Alexander.

En alguna parte de la lectura se da cuenta de que el rinoceronte es un animal fuerte, resistente y, sobre todo, tenaz, pues nunca se detiene; por más que haya obstáculos o las condiciones sean adversas, este animal sigue avanzando.

Y esa tenacidad representaba la filosofía de la empresa, y por eso eligieron ese nombre, pues en servicio, en calidad y calidez, Transportes Rinoceronte tampoco habría de detenerse. 

Con el tiempo y la incorporación de los hijos de Francisco, la empresa siguió creciendo, al grado de que diversificaron su operación y consiguieron un buen contrato con una importante empresa de la industria textil, que les permitió avanzar y tener centros de distribución en más ciudades, además de su base en el Estado de México. 

Así fue como el nuevo cliente siguió demandando más fletes y ahora la mayoría de la operación estaba enfocada en este servicio, aunque nunca han dejado de atender a las instituciones financieras. 

La pandemia y el boom del comercio electrónico mermó este crecimiento, ya que la última milla sustituyó en algún sentido al transporte a tiendas, razón por la que tuvieron que cerrar los espacios que tenían, pero ahora con la recuperación están a punto de llegar a una operación como la que tenían antes. 

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Celeste Falcón, primogénita de Francisco Falcón, fue quien nos contó esta historia y considera que, además de la gran filosofía de la compañía, un factor clave para su consolidación ha sido el sentido humano que tienen con todos sus colaboradores, pues son ellos los que hacen posible.

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