Para contribuir al debate público sobre la transición energética, TotalEnergies publicó la sexta edición de su “Panorama Energético 2024”, que presenta tres escenarios de evolución posible de la demanda y del sistema energético mundial hasta 2050.

Este año, además de los escenarios Momentum y Rupture presentados en ediciones anteriores de su Energy Outlook, TotalEnergies ha desarrollado un nuevo escenario, Trends, que refleja la trayectoria actual de los distintos países hasta 2030 y nuestra anticipación de los avances tecnológicos y las políticas públicas en línea con las tendencias actuales. 

Este escenario permite presentar la evolución prevista del sistema energético hasta 2050 en línea con las tendencias actuales y los esfuerzos que aún quedan por hacer para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.

El acceso a la energía es esencial para satisfacer las necesidades de desarrollo

Hoy en día, alrededor de 4,500 millones de personas tienen acceso a un nivel de energía inferior al que se considera necesario para un desarrollo humano satisfactorio, en particular en términos de acceso a la atención sanitaria y la educación. 

Las previsiones demográficas indican que la población mundial aumentará en 1,700 millones de personas en 2050, en la India y en el sur global. 

Para garantizar un acceso suficiente a la energía a toda la población mundial hoy en día es necesario triplicar la energía disponible en los países menos adelantados. 

Teniendo en cuenta el crecimiento demográfico previsto, en 2050 necesitarán cuatro veces más energía que hoy. 

“Nuestro reto colectivo es, por tanto, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, responder a la demanda legítima de más energía para la población de los países emergentes”, señaló TotalEnergies en el documento.

Una transición energética en marcha, pero que debe acelerarse

Desde el año 2000, hemos asistido a una disociación entre el crecimiento del PIB y el crecimiento de la demanda energética. La electricidad ha crecido más rápido que las demás energías, y las renovables han acelerado su crecimiento desde 2015. 

Sin embargo, la demanda de carbón, que a menudo es nacional y barato, sigue aumentando, y las ganancias de intensidad energética (1.4% anual observado durante el período 2000-2022) siguen siendo inferiores a la ambición fijada en la COP28 (3% a 4% anual).

El análisis por zonas geográficas muestra que el aumento del nivel de vida, en particular en India y China, es el principal motor del aumento de la demanda energética en los últimos años.

En los últimos 20 años se han producido dos grandes avances que marcarán la transición energética: la revolución del gas y el petróleo de esquisto en Estados Unidos ha transformado el panorama energético en ese país y en todo el mundo.

Además de que algunas tecnologías bajas en carbono, en particular los paneles solares y los vehículos eléctricos, han avanzado lo suficiente como para ser implantadas a gran escala y ser competitivas en términos de costos para los consumidores, siempre que, al mismo tiempo, las redes eléctricas reciban inversiones suficientes.

Tres escenarios para los próximos 30 años

El escenario Tendencias refleja la trayectoria actual de los distintos países hasta 2030 e incorpora nuestra previsión de futuros desarrollos tecnológicos y de políticas públicas en línea con las tendencias actuales. 

Da cuenta de la reciente aceleración de la penetración de tecnologías maduras de descarbonización: energía solar y eólica para producir electricidad, vehículos eléctricos y bombas de calor para utilizarla, en particular en China. 

Sin embargo, las limitaciones de infraestructura (en particular, las redes eléctricas) y las tensiones geopolíticas están limitando su implementación a gran escala. Este escenario arroja un aumento estimado de la temperatura de entre +2.6° y +2.7°C para el año 2100.

El escenario Momentum de TotalEnergies es un enfoque prospectivo que integra las estrategias de descarbonización de los países NZ50, así como las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) de otros países. 

Esto implica la electrificación de la demanda final en los países NZ50 y China, la eliminación progresiva del carbón en los países NZ50, una fuerte reducción en China y solo un ligero crecimiento de esta fuente de energía en los países del Sur Global.

El uso de gas natural como fuente de energía de transición para la electricidad y la industria en todos los países y el despliegue de nuevas energías en sectores no electrificables (por ejemplo, hidrógeno descarbonizado en la industria y el transporte, combustibles sostenibles en la aviación y la marina) en los países NZ50 y China. 

En este escenario, los combustibles fósiles aún cubren la mitad del crecimiento de la demanda energética en el Sur Global, debido a una inversión insuficiente en bajas emisiones de carbono. Este escenario arroja un aumento estimado de la temperatura entre +2,2° y +2,3°C para 2100.

La ruptura es un escenario normativo diseñado para lograr un aumento de la temperatura de menos de 2°C para 2100. Por ejemplo, pasar de Tendencias a Ruptura requiere un aumento del 80% en la capacidad instalada de energía solar y eólica en India y el Sur Global para 2030. 

Más allá de 2040, todas las palancas de descarbonización se aplican globalmente, en particular el despliegue de nuevas energías y CCUS. 

En este escenario, las tecnologías descarbonizadas se implementan globalmente de acuerdo con su curva de mérito. Este escenario arroja un aumento estimado de la temperatura

El calentamiento global se situará entre +1,7° y +1,8°C en 2100.

Para pasar de la tendencia a la ruptura, el mundo debería dar prioridad colectivamente a las tecnologías existentes que ofrezcan un coste de reducción aceptable. 

En particular, los responsables de la toma de decisiones públicas deberían intensificar la cooperación internacional para garantizar que las tecnologías más baratas estén disponibles a escala mundial y que se desplieguen instrumentos financieros adaptados a los países en desarrollo.

«Para seguir el ritmo del crecimiento de la demanda energética, que es esencial para la mejora legítima del nivel de vida de la población de los países emergentes y, al mismo tiempo, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, las políticas públicas y los actores de la cadena energética deben dar prioridad a las tecnologías bajas en carbono maduras y suficientemente asequibles y cooperar para desplegarlas en todo el mundo. 

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“Esta es la manera de combinar el desarrollo económico y social con la aceleración de la transición energética», afirmó Aurélien Hamelle, Director General de Estrategia y Sostenibilidad.

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