La cita fue en la Ciudad de México, donde Volkswagen Vehículos Comerciales dispuso 16 nuevos Amarok, listos para las pruebas de manejo tanto en carretera como off road; la prensa especializada fue la responsable de conducirlos hacia Querétaro, sobre la 57.
Dos personas por vehículo con un intercambio de conductor, justo antes de llegar a la caseta de Palmillas. En TyT elegimos la versión Panamericana en color azul metálico, sin duda uno de los más vistosos y llamativos, sobre todo por sus rines negros.
Todo adentro era eléctrico, así que manos a la obra. Cinturón de seguridad, asiento a la altura ideal, espejos y hasta la música vía Bluetooth. Listos.
La transmisión automática del nuevo Amarok hace una conducción más amable, ya que ambas manos siempre van pegadas al volante; de hecho el vehículo tiene un sensor que activa una alerta cuando sueltas el volante, de tal manera que se procura una conducción lo más segura posible.
Ahora sí, de camino a la 57 tuvimos oportunidad de conducir por las calles de la Ciudad, Río San Joaquín, Periférico Norte, la Súper Avenida Lomas Verdes y la Autopista Chamapa-Lechería, para incorporarnos una vez más al Periférico ya a la altura de Cuautitlán, por el Circuito Exterior Mexiquense.
Unos kilómetros más adelante, ya pasando la caseta de Tepotzotlán, ahora sí pudimos poner a prueba la velocidad y el confort del nuevo Amarok, que respondió bien y siempre de una manera estable.
Y así transcurrieron los kilómetros hasta el cambio de conductor y otra vez a prueba rumbo a Tequisquiapan, donde habríamos de poner a prueba el vehículo en la variante off road.
Ya en el lugar de destino y luego de un pequeño descanso con refrigerio, también pusimos a prueba el Amarok sobre rampas diseñadas para experimentar el poder y versatilidad del vehículo, ya que hubo tres distintas condiciones.
La primera y más sencilla fue un breve camino sinuoso por el que el vehículo pasó como si nada, siempre estable y con la suspensión perfectamente adaptada a dichas condiciones.
Luego vino una rampa en 45 grados por la que debimos subir las dos llantas derechas del vehículo, de tal manera que quedó totalmente ladeado y así avanzó algunos metros, hasta que poco a poco se incorporó de nuevo al césped de las pruebas.
Después vino una suerte de puente cuya subida y bajada estaban totalmente inclinadas, también para poner a prueba la tracción 4×4 la estabilidad de la suspensión; despacio, con una conducción suave, nunca hubo necesidad de pisar de más el acelerador o el freno, pues el objetivo era comprobar la robustez del vehículo.
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De camino al destino final, el nuevo Amarok también fue sometido a pruebas reales, pues el camino también era sinuoso y en condiciones reales, rumbo a la carretera, sin embargo, en ningún momento resintió las adversidades del trayecto. Todo lo contrario.
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