Para Rodrigo Díaz, Director de Movilidad en WRI México, abordar el paso a la electrificación de la flota de transporte público no sólo es problema tecnológico y financiero, también es social, pues se debe garantizar que las personas que dependen de brindar este servicio continúen proveyéndolo de una forma más profesional.
“Queramos o no, hay decenas de miles de familias que por décadas han operado el sistema de transporte público y no pueden quedarse en la calle. Tenemos que ver la manera de que puedan profesionalizarse, que la flota que tengan sea cero emisiones y que puedan dar una mejor calidad de servicio”, dijo el experto en su participación en el México EV Day.
En este espacio, Díaz reconoció que mantener a las personas que actualmente operan el transporte público en las ciudades del país es un trabajo largo y costoso, pero es parte de una política social.
¿Cómo lograrlo? El representante de WRI México señaló que es necesario avanzar hacia una política nacional, donde se establezca un objetivo claro de electrificación de la flota: “Esa meta nos va a obligar a cambiar nuestro modelo nacional, profesionalizarlo, crear empresas operadoras, ya sean públicas o privadas, y también a robustecer a nuestras agencias de transporte”, comentó.
Sin una política nacional, vamos a quedar en manos de lo que pueda hacer cada ciudad y cada estado, y así vamos tremendamente lento”.
¿De qué tamaño es el reto?
Rodrigo Díaz explicó que enfocarse en la transición hacia la electrificación en el transporte público representa una ganancia social, pues aproximadamente dos de cada 10 viajes motorizados que se hacen en México es por este servicio.
Además, es el segmento de mayor atraso: “Y aquí la pregunta no es cómo financiamos, sino a quién financiamos”, comentó, pues el modelo de operación en nuestro país se basa en concesiones individuales, hombre-camión, “sin ningún tipo de control, escasamente regulado, cuyos ingresos vienen solamente por el cobro de tarifa”, precisó.
Bajo ese modelo, dijo, resulta muy difícil hacer grandes inversiones en capital como son las que suponen comprar flota eléctrica: “La realidad nos dice que alrededor de 110,000 autobuses que tenemos en México, tenemos una edad promedio de 18 años.
“No solamente eso. Un cálculo muy conservador que hicimos en WRI dice que al menos 40,000 ya pasaron su vida útil, 17,000 en ciudades intermedias, y que los operadores, el 90% está en condiciones de informalidad”.
En estas circunstancias, agregó, es complicado hacer una migración masiva; sin embargo, consideró que éste es el momento ideal para hacer la transición hacia la electrificación, pues los cálculos con dichos tiempos de vida, si hoy se adquirieran unidades a diésel, es probable que opere unos 20 años, es decir, en 2044 aún veríamos tecnologías Euro V dando servicio.
“Entonces, éste es el momento en el que debemos de dar el salto, pero para ello tenemos también que cambiar de raíz nuestras autoridades, nuestras agencias de transporte, que también son muy débiles”, dijo.
En este sentido, dio a conocer que, de las 71 ciudades que tienen más de 500,000 habitantes en el país, solamente 16 tienen algún tipo de pago con tarjeta y 13 tienen algún sistema de control de la operación.
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Casos de éxito
Durante su participación en el México EV Day, organizado por la Asociación Mexicana de Impulso al Vehículo Eléctrico (AMIVE) y MéxiCO2, compartió que en India lograron hacer la migración a una flota cero emisiones con un modelo de compras consolidadas. “Partieron con 5,000 buses, se fueron a 8,000 y ya tienen la meta de 55,000 al 2030, en el cual involucraron a la industria local. Esto permitió consolidar las compras a través de una sola licitación, bajar costos, fomentar la industria local, ser más competitivos y homologar la oferta”, explicó.
En la Ciudad de México ha habido experiencias, con una compra consolidada con 211 buses diésel, que tuvo el respaldo de Nafin y contó con bonos de chatarrización.
“Esto facilita de alguna manera un tema social y político, súper importante. Tenemos que meter a los transportistas tradicionales a la ecuación, no podemos llegar y deshacernos de ellos así como así”, insistió.
Agregó que es necesario generar condiciones de confianza y certidumbre a través de la profesionalización con empresas y agencias de transporte fortalecidas.
“Modelos hay muchos, pero tienen que tener agencias poderosas, sistemas que den certidumbres y empresas operadoras profesionalizadas”, expresó Rodrigo Díaz.
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