“La maña detiene al operador y le dice ‘dale este número a tu patrón, que nos marque’ y lo que pasa es que te llegan a pedir un peso por cada litro de combustible transportado, ¿y si llevas 62,000 litros? Entonces evitas esas rutas, porque si no pagas, te quitan la unidad o la queman para hacer presión”, sostiene un participante en el transporte de hidrocarburos.
En México, entre febrero de 2018 y abril pasado fueron registrados 299 delitos relacionados con el robo de hidrocarburos en el autotransporte, de los cuales 75% son ejecutados con violencia contra el operador, refieren datos de la Fiscalía General de la República (FGR).
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El reporte indica que en los últimos 12 meses fueron iniciadas 46 carpetas de investigación por robo de hidrocarburos; sin embargo, transportistas que únicamente prestan sus servicios a Petróleos Mexicanos (Pemex) sostienen que tan solo entre enero y mayo de este 2024 han sido víctimas de 33 atracos.
Lo preocupante es que, hay un incremento de 153% anual, pues en igual lapso de 2023, el transporte de hidrocarburos registró 13 robos tan solo de quienes prestan el servicio a Pemex; la expectativa apunta a que, si no se actúa, este delito cerrará el año con el doble de casos que en 2023.
De la ‘ordeña’ de ductos al robo al transporte de hidrocarburos
El cierre de los ductos de hidrocarburos para transportarlos por carretera, como estrategia inmediata del actual Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para enfrentar este delito que golpeaba las finanzas de Pemex, llevó a la delincuencia a fijar su atención en el autotransporte.
Sí, desde finales de 2018 se inició una estrategia que no ha logrado blindar al transporte de carretera y ha elevado el riesgo para los operadores de estos materiales peligrosos.
Voces dentro del sector piden la implementación de un plan efectivo, con mayor presencia policial y también, con elementos más capacitados para atender y prevenir el delito. Todo parece indicar que este mal será heredado a la próxima administración de Claudia Sheinbaum.
Tenemos robos en la zona de Puebla, desde San Martín hasta Esperanza, de Coatzacoalcos a Villahermosa, en los límites de Michoacán, Jalisco y Guanajuato; cerca de la Piedad y la Barca, en los alrededores de Tula, en Hidalgo, sobre el Arco Norte”, externa otro transportista de hidrocarburos Pemex.
La realidad es que la Fiscalía a cargo de Alejandro Gertz Manero tiene ubicados distintos tramos carreteros de 17 estados del país, donde hay refinerías de diésel y gasolinas e importantes ciudades de abasto de combustible como es el caso de la Ciudad de México y Jalisco.
Delincuencia noquea al transporte
Fuentes consultadas por TyT aseguran que el incremento de la inseguridad y la violencia ha derivado, incluso, en el asesinato de operadores, en un sector donde el déficit se agudiza y donde se requiere un mínimo de 3 años de experiencia para manejar materiales peligrosos.
“Enfrentamos múltiples efectos, primero, el riesgo de nuestros operadores y un doble impacto en lo económico: pagas el deducible por el robo de la unidad, más el deducible que vas a pagar por el robo del producto.
Si te roban todo el equipo, que es el tracto y los dos tanques, es una inversión de 7 millones de pesos y los deducibles están sobre el 20%. Lo que te entregará el seguro no te alcanzará para pagar otra unidad, además la agencia tardarán entre tres y seis meses en reponer el equipo”.
Responsable de empresa transportista.
La situación ha llevado a los transportistas a adoptar más tecnologías como cámaras a bordo y doble jammer, con el objetivo de inhibir el delito; sin embargo, los costos asociados a la inseguridad están presentes, en cada empresa transportista de petrolíferos y en cada litro de diésel y gasolinas.
‘Huachicol’ delito con amplio impacto
El combustible de contrabando es otro factor que suma riesgos a los transportistas, en especial para quienes mueven petrolíferos de empresas privadas: “La delincuencia organizada se pelea las plazas de ‘huachicoleo’, si le transportas a un distribuidor que no es Pemex, revisan los papeles y si presumen que es de su cobertura (ilícito), les quitan las unidades y se secuestran la unidad”.
Fuentes que prefieren no ser citadas comparten que estos operativos de la delincuencia son usuales en Zacatecas, Michoacán y Tamaulipas, donde hay mayor fricción entre criminales; sin embargo, las empresas transportistas lo padecen con extorsiones, robos y sobrecostos al buscar otras rutas.
El sector ve con consternación que la delincuencia está cada vez más organizada y opera a la luz del día sin que haya una autoridad que ponga orden, que cuide al transportista. Porque claro, de noche no se circula ni en sueños.
“En el poblado de Escuinapa y entre Mazatlán y Culiacán, ‘la maña’ nos ha parado sobre la autopista para ver qué carga traemos, esto pasa sólo cuando arrastramos pipas, porque revisan los documentos y como ven que es resina líquida, nos dejan ir. Si es combustible ilegal, se quedan con esa carga”, concluye otra fuente que opera con pipas.
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