Corría el año 1928 cuando don Atanasio Balderas empezó a trabajar en el transporte; el ferrocarril era el moderno y más socorrido medio de transporte, así que él vio una oportunidad para acercar o llevarse objetos y mercancías desde y hacia el tren. Así empieza la historia de Mudanzas Balderas, una compañía súper especializada en la movilidad de las personas.
Además del servicio de carga, don Atanasio se dio cuenta de que las propias personas necesitaban mover sus cosas, de tal manera que desde aquella época empezó a especializar su operación, hasta que pudo hacerse de dos camiones.
Con el paso del tiempo, esos dos vehículos fueron heredados para su hijo Roberto, quien también le dio un giro a la empresa, pues empezó a ofrecer servicios de mudanza, razón por la que años más tarde así fue nombrada: Mudanzas Balderas.
Renata Balderas, bisnieta de don Atanasio y nieta de don Roberto, recuerda que su padre le contó que por aquellos días, las mudanzas se cobraban de a 30 y 40 pesos, mientras que las más caras ya eran de 75 pesos, pero eso fue hace muchos años, en los que el hijo del fundador se encargó de crecer el legado de su padre y consolidar el servicio de la empresa que habría de pasar de generación en generación.
Por aquellas lunas, don Roberto se fue a Estados Unidos para ver cómo hacían allá las mudanzas, para aprender y traerse las mejores prácticas, pues su visión siempre fue de vanguardia, de innovación y de elevar los estándares de calidad de la compañía.
A su regreso, implementó procesos, formas y protocolos de servicio, desde la atención que se le daba al cliente, hasta el cuidado de sus pertenencias y objetos, no sólo los de alto valor, sino todos, pues para el dueño ciertamente son valiosos.
Para 1965, creó formalmente la empresa, que en ese momento se llamó Empaques y Transportes Balderas, y sin duda un gran hito para la empresa fue la especialización de las mudanzas, pero no sólo eso, sino con un enfoque particular en la movilidad internacional.
Transportes Balderas pertenece a organismos internacionales de colaboración, en los que crean alianzas estratégicas con empress del mismo giro, pero en cualquier parte del mundo, a fin de que puedan ofrecer a sus clientes la llegada de sus pertenencias siempre bajo los mismos estándares de calidad.
No es como la mensajería y la paquetería, sino de todo el proceso, ya que, incluso, en muchos casos esto implica el acompañamiento, la asesoría y el cuidado extremo no sólo de los objetos físicos, sino de los propios clientes, pues ha pasado que sus mudanzas puedan ser en medio de contextos de nostalgia o de alguna complicación que los ponga sensibles o susceptibles al cambio. No es fácil, en muchas ocasiones.
Don Roberto Balderas tuvo nueve hijos, y todos, en algún momento, trabajaron en Mudanzas Balderas, sin embargo, en la actualidad sólo su hijo Roberto y otra de sus hijas se hacen cargo de las operaciones, junto con las dos hijas de su también tocayo.
Renata Balderas, ya de la cuarta generación de esta historia, explica que su padre, su tía y ahora ellas dos han continuado con el legado de la familia, enfocados principalmente en las personas, tanto en sus colaboradores como en los clientes, pues están conscientes de la naturaleza de una mudanza.
Y esto ha implicado una constante capacitación y sensibilización para acompañar a los clientes en todo momento y no sólo un momento o una entrega. También, con miras hacia el futuro, han implementado prácticas de profesionalización en torno a los procesos de Mudanzas Balderas, ya que al ser una empresa familiar, la definición y asignación de roles y responsabilidades ha definido una operación sana y ordenada.
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Sobre la flota vehicular, la empresa tiene la capacidad de atender cualquier necesidad en términos de mudanzas, con una alta especialización en cambios internacionales.
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